Cambiar plástico por sonrisas
La ludoteca aporta miles de tapones a la campaña para la niña que debe ser operada en Boston
22.04.12 - 00:37 - J.ALBO
La ludoteca municipal de Santo Domingo de la Calzada ha recogido miles de tapones para ayudar a Aitana, una niña de 11 años, de Tarazona, que nació con una cardiopatía congénita compleja que le ha impedido hasta ahora llevar a cabo la vida de cualquier niño: jugar, correr... En definitiva, disfrutar de una infancia normal. Su caso motivó una amplia campaña nacional, de nombre 'Una sonrisa para Aitana', que desató oleadas de solidaridad: durante seis meses se han recogido cerca de dos millones de tapones de plástico, que, una vez reciclados y vendidos por una empresa de Ibi (Alicante), han procurado a la familia los 135.000 euros que necesitaban para operar próximamente a la pequeña en el Hospital Infantil de Boston, el único que, según el prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster, es capaz de realizar una intervención eficaz y sin riesgo para su vida. Otra más, ojalá la última. Aitana sólo tiene 11 años y ya se le han practicado 9 cateterismos programados, con una duración entre 7 y 9 horas, y tres intervenciones quirúrgicas.
María Jesús, monitora de la ludoteca de Santo Domingo de la Calzada, explica que fue una noticia aparecida en estas mismas páginas, localizada en Alfaro, la que les animó a interesarse por la niña y poner en marcha en el centro una iniciativa que ha cosechado una gran respuesta. No sólo los niños y sus padres se han empeñado durante todo este tiempo en no desperdiciar ni un sólo tapón de plástico, sino que el boca a boca ha funcionado bien y han sido muchas las personas que han querido aportar su grano de arena a la causa.
Los responsables de la ludoteca mandan a todas ellas un 'gracias' con mayúsculas. A la espera de que la empresa encargada venga a recoger los tapones, los niños quisieron tener el pasado viernes un gesto especial como colofón a esta campaña y dibujaron con ellos en el suelo la cara de una niña, con la sonrisa que todos esperan ver pronto, de forma permanente, en el rostro de Aitana. Esta iniciativa les ha servido para conocer su caso y, también, el de otros muchos niños que no tienen la suerte de una vida normal y que, igual que la niña de Tarazona, necesitan también mucha ayuda. Han conocido lo que es la solidaridad. «Yo no podría estar sin correr», dice una niña cuando la monitora explica a los chavales los problemas de la destinataria de este movimiento solidario. La campaña sigue. La ludoteca continua abierta a los juegos, y también a los tapones, porque, desgraciadamente, el mundo está lleno de Aitanas.
Enhorabuena a los profesores de la ludoteca, una gran labor realizada. Es una semilla sembrada en el corazón de los niños.
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